No sé cómo sucedió pero en cuarentena no pude sostener una obra que tuviera un tiempo de realización con un lapso de más de una hora.
Así fue como surgió Aneta, la pajarraca.
A través del cómic art pude expresar día a día mis cambios en el estado de ánimo.
Nada es casual; haber elegido un ave, con su posibilidad de volar y escapar de esta prisión que sabe a zoológico de humanos.
Aneta no llegó sola, vino acompañada de Soplido, el can y Felinito, el felino.
Mi madre me llamaba Aneta. Yo soy Aneta. Guarecida en el sobrenombre con el que me llamaba mi madre y mutante anímica. Los sobresaltos de la pandemia, el interrogante con el que amanezco cada mañana, el salto al vacío que nos propone este 2020 no me han dejado indemne. Creo que nadie saldrá indemne.
Así fue como surgió Aneta, la pajarraca.
A través del cómic art pude expresar día a día mis cambios en el estado de ánimo.
Nada es casual; haber elegido un ave, con su posibilidad de volar y escapar de esta prisión que sabe a zoológico de humanos.
Aneta no llegó sola, vino acompañada de Soplido, el can y Felinito, el felino.
Mi madre me llamaba Aneta. Yo soy Aneta. Guarecida en el sobrenombre con el que me llamaba mi madre y mutante anímica. Los sobresaltos de la pandemia, el interrogante con el que amanezco cada mañana, el salto al vacío que nos propone este 2020 no me han dejado indemne. Creo que nadie saldrá indemne.
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